adicción al azúcar

Muchos –si no es que todos- hemos experimentado algún momento en el que no podemos parar de comer algo dulce (pastel, helado, galletas, chocolate, dulces). La diferencia es que hay algunas personas que lo pueden hacer muy ocasionalmente por “golosas” y hay otras personas que lo hacemos con mas frecuencia porque “no podemos parar”.

 

Ahora se habla de la adicción al azúcar. Como mencionó Paul van der Velpen, jefe del servicio de salud de Ámsterdam: “Esto podría parecer exagerado y fuera de proporción, pero el azúcar es la droga más peligrosa de los tiempos y aún puede conseguirse en cualquier lugar”.

 

Y ese es uno de los grandes problemas, el azúcar está en todos lados. La mayoría de los productos procesados tienen azúcar, hasta la podemos encontrar en el yogurt.

 

En los alimentos procesados, el azúcar puede aparecer en las etiquetas bajo varios nombres, entre los que se encuentran: néctar de agave, jarabe de arroz integral, jarabe de maíz de alta fructosa, dextrosa, jugo de caña evaporado, glucosa, lactosa, jarabe de malta, melaza y sacarosa.

 

Para la población en general se recomienda reducir el consumo de azúcares libres a lo largo del ciclo de vida. De acuerdo a la nueva directriz sobre la ingesta de azúcares para adultos y niños de la Organización Mundial de la Salud (2015) tanto para los adultos como para los niños, se debería reducir a menos del 10% de la ingesta calórica total. Una reducción por debajo del 5% de la ingesta calórica total produciría beneficios adicionales para la salud.

 

Las recomendaciones contenidas en esta directriz se centran en los efectos documentados para la salud que produce la ingesta de «azúcares libres». Estos incluyen los monosacáridos y los disacáridos añadidos a los alimentos por los fabricantes, los cocineros o los consumidores, así como los azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes, los jugos de fruta y los concentrados de jugo de fruta.

 

Los azúcares libres se diferencian de los azúcares intrínsecos que se encuentran en las frutas y las verduras enteras frescas. Como no hay pruebas de que el consumo de azúcares intrínsecos tenga efectos adversos para la salud, las recomendaciones de la directriz no se aplican al consumo de los azúcares intrínsecos, aunque no es recomendable ingerir demasiados al día.

 

El azúcar tiene un potencial de dependencia considerablemente alto, la cual es de tipo psicológico y físico. Hay personas que han experimentado un síndrome de abstinencia hasta varias semanas después de haber descontinuado su consumo. Entre los síntomas se encuentran depresión, nerviosismo, falta de concentración, alergias, fatiga, hipertensión y obviamente la ansiedad por comer alimentos dulces.

 

Se han realizado diversos estudios con ratas a las cuales se les dieron de comer azúcar y hasta galletas Oreo. Se observó que puede ser igual o mas adictiva que la cocaína o la morfina y también encontraron que algunas células del cerebro se activaban mas que con estas drogas.

 

Lo que está comprobado es que el cerebro ve al azúcar como una recompensa, lo cual nos hace desearla mas.

 

Algunos estudios sugieren que incluso los endulzantes artificiales pueden provocar que queramos mas azúcar. Adicionalmente, consumirlos no ayuda a limpiar las papilas gustativas.

 

En un artículo, el Dr. Mark Hyman* explica la genética del placer. Menciona que en nuestro cerebro hay un receptor de dopamina DRD2, el cual debe ser activado para que sintamos placer. Esta respuesta se dispara con el amino ácido dopamina. El azúcar y otras substancias son las que incrementan la dopamina a corto plazo.

 

En las personas con adicción al azúcar, compulsión por comer y obesidad, se ha encontrado que tienen sistemas DRD2 que necesitan más estimulación para sentir placer. En los adictos al azúcar parece que tienen menos receptores de dopamina y necesitan mayor estimulación para encenderlos.

 

Hay estudios que añaden a esto un círculo vicioso: cuando comemos algo muy dulce, se libera una gran cantidad de dopamina, lo que a su vez hace que los receptores empiecen a tener una menor regulación. Al tener menos receptores de dopamina, la próxima vez que comamos este tipo de alimentos el efecto estará embotado y necesitaremos una mayor cantidad para lograr el mismo nivel de recompensa.

 

Aunque por el momento sólo cubriré la parte física, debemos recordar que la adicción al azúcar tiene tanto un componente físico como uno emocional y por lo tanto es importante atender ambos.

 

Lo importante, dice el Dr. Hyman, es que hay algo que hacer. Un tercio del ADN tiene una simple tarea: codificar y producir enzimas controladas por factores nutricionales, lo que significa que ciertos nutrientes tienen la poderosa habilidad de modificar la expresión de nuestros genes.

 

Qué se recomienda:

 

Modular la química del cerebro y la función de los receptores, a través del consumo de nutrientes que mejore la expresión genética o modifique su actividad, las enzimas o los receptores, es lo que recomienda el Dr. Mark Hyman.

 

1.- Balancear la glucosa en sangre: algunas investigaciones muestran que los niveles bajos de azúcar en sangre están asociados con un bajo flujo de sangre al cerebro, lo que significa malas decisiones. Para mantenerlo estable:

 

  • Tener un desayuno nutritivo que incluya proteína.
  • Comer varias veces a lo largo del día (cada 3 a 4 horas).
  • Evitar comer 3 horas antes de irse a dormir.

 

2.- Eliminar el consumo de azúcar: es necesario cortar de tajo, hay que parar para poder resetear el cerebro. Elimina azúcares refinadas, refrescos, jugos de frutas y cualquier tipo de endulzante artificial.

 

3.-Determinar si algún tipo de alergia a alimentos está disparando los antojos. Frecuentemente deseamos el tipo de alimentos a los que tenemos algún tipo de alergia, incluso no reconocida.

 

4.- Dormir de 7 a 8 horas. Está demostrado que la falta de sueño incrementa los antojos.

 

5.- Optimiza tu estatus nutricional:

 

  • Optimiza tu nivel de vitamina D, la cual ayuda a apagar la señal de apetito.
  • Optimiza los omega-3s, involucrados en la función normal de células del cerebro, control de insulina e inflamación.

 

En general se recomienda comer sanamente: proteínas, verduras y grasas sanas. En especial las proteínas ayudan a disminuir los antojos.

 

Algunos planes de desintoxicación sugieren dejar cualquier cosa dulce, incluidas las frutas, los endulzantes artificiales y granos refinados. La idea es limpiar al organismo y reentrenar las papilas gustativas. Otros recomiendan ir reduciendo poco a poco.

 

Si eres de los afortunados no adictos, puedes disminuir el consumo al máximo (mujeres 6 cucharaditas al día y hombres 9 cucharaditas al día).

 

Y me pregunto: ¿será necesario tratar el tema de obesidad en nuestro país desde la perspectiva de las adicciones?

 

Recuerda que pequeños, simples cambios pueden tener impactos significativos.

 

*Médico familiar, nueve veces # 1 del New York Times best selling authors, líder reconocido a nivel internacional, orador, educador y abogado en su campo. Es el director del Centro de Medicina Funcional de la Clínica de Cleveland. También es el fundador y director médico del Centro de UltraWellness, presidente de la junta del Instituto de Medicina Funcional, y editor médico del The Huffington Post.

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